La ausencia de un liderazgo transformacional e integral afecta la evolución de las organizaciones. Surgen conflictos, rotación de personal, bajo compromiso o una pérdida de identidad organizacional, producto de una cultura debilitada, una comunicación deficiente o valores poco claros.
Cuando el liderazgo se ejerce desde una perspectiva de desarrollo organizacional y humano, es posible intervenir en estos desafíos de forma estratégica y convertirlos en oportunidades concretas de transformación.
Porque al fortalecer el entorno interno, se impulsa tanto el crecimiento de las personas como los resultados del negocio.
¿Qué podríamos lograr si empezamos a liderar distinto?
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